http://dx.doi.org/10.22201/iie.18703062e.2001.79.2092

Semblanzas

 

Francisco Cossio Lagarde

 

por Elisa Vargaslugo

 

Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM

 

El arquitecto Francisco Cossio Lagarde, uno de los hombres más ilustres de San Luis Potosí, fue el creador de la Casa de la Cultura de ésa, su ciudad natal. Con un empeño silencioso y mantenido logró restaurar una de las casas más bellas que legaron la fortuna minera y la actividad arquitectónica más refinada del siglo XIX a San Luis Potosí. En esa casa se alojan cientos de obras de arte de todas las etapas históricas de México, que él reunió a lo largo de los muchos años en que fungió como director de la institución, recolectándolas en tiendas, colecciones particulares o cualquier otro lugar en donde encontrara una pieza valiosa, a la que obtenía siempre con aquella su manera tan suave, sutilísima, pero determinada, que le era característica en la negociación. Hay que mencionar que nunca cobró sueldo por su trabajo.

En el país, la Casa de la Cultura de San Luis Potosí se reconoce como la estrella de ese género de instituciones, tanto por su valor arquitectónico como por las colecciones de arte que allí se albergan, y también por la incesante labor cultural que él promovía con constancia y con alto nivel: conferencias, conciertos, jornadas literarias, exposiciones de pintura, de fotografía, exposición y venta de libros, etcétera, etcétera, y todo ello con la mayor eficacia y elegancia. Paco Cossío, como todos le llamábamos, consiguió además, para la Casa de la Cultura, dos estupendas bibliotecas. Una de historia del arte, que fue legada por quien fuera su buen amigo, el doctor José Guadalupe Victoria, joven investigador —miembro del Instituto de Investigaciones Estéticas— fallecido hace algunos años.

El arquitecto Cossío fue un tipo de prócer cultural —figura por desgracia cada vez más escasa— empeñado en la conservación del patrimonio cultural de su patria chica, luchando siempre con bajos presupuestos y contra enemigos muy poderosos.

Su amistad con este Instituto data de 1950 por lo menos. Fue un gran amigo y colega generoso. A lo largo de tantos años, todos los investigadores contamos con su apoyo para darnos informes sobre obras de arte, sobre documentos, para conseguir permisos para la toma de fotografías, y muchas veces nos abrió puertas "infranqueables" para nuestras investigaciones, tanto en la capital como en otras poblaciones del estado. Por toda esta suma de beneficios recibidos, por su obra mayor, la Casa de la Cultura, puerta que estuvo siempre abierta para nuestras actividades académicas, el Instituto de Investigaciones Estéticas lamenta profundamente la desaparición del amigo entrañable y del académico.