http://dx.doi.org/10.22201/iie.18703062e.2005.87.2200

Libros

 

Arquitectura del siglo XX en el centro histórico de la ciudad de México. Rodolfo Santa María

 

por Louise Noelle

 

México, Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco, 2005.

 

El patrimonio y su protección no son algo demasiado novedoso en la actualidad, puesto que han sido tratados en numerosas ocasiones por connotados especialistas latinoamericanos, entre los que podemos destacar a algunos pioneros como Martín Noel en Argentina y Federico Mariscal en México. Posteriormente, arquitectos en activo, como José Villagrán en tres conferencias para El Colegio Nacional en 1962 y Enrique del Moral se ocuparon del tema, al igual que estudiosos como Francisco de la Maza, Eusebio Leal, Ramón Gutiérrez, Pedro A. Belaúnde, Jorge Alberto Manrique o Alberto Saldarriaga, entre muchos otros, enfatizando la relación de los monumentos con los centros urbanos.

Sin embargo, Enrique del Moral, en su texto "Defensa y conservación de las ciudades y conjuntos urbanos monumentales",1 propone una idea pionera en ese entonces: conservar no sólo los monumentos sino el entorno urbano que forma parte intrínseca de los conjuntos patrimoniales. En su estudio asienta que "es imperativo que, en zonas monumentales, el quehacer arquitectónico propio de nuestra época —cuando sea necesario llevarlo a cabo— no se signifique por alardes de creatividad e individualismo que ignore los valores que le son vecinos". Sin embargo, no llega a ninguna determinación sobre una deseable convivencia de estos núcleos urbanos con la arquitectura del siglo XX.

Las obras construidas en lo que ya podemos denominar "el siglo pasado" se han visto enfrentadas al menosprecio de quienes buscan conservar ese legado que no se reviste del brillo de lo histórico; ellas no sólo han sido presa de la negligencia y la destrucción sino que, en algunos casos, se les ha negado el derecho a insertarse en los tejidos urbanos históricos, a diferencia de las creaciones de siglos anteriores. Es probable que la elevación que se puede alcanzar con los materiales y técnicas de la modernidad, así como la utilización de acabados de componentes industrializados, influyan en este rechazo a la inclusión de la arquitectura llamada internacional, sin olvidar los "alardes" a que hace referencia Del Moral. Por otra parte, existe un consenso de que la imitación del pasado no puede ni debe ser la salida para estas construcciones de nueva planta, puesto que en la mayoría de los casos apelan tan sólo a recursos escenográficos o folclóricos.

Es indiscutible que la inserción de edificios contemporáneos en los centros históricos propicia controversias y polémicas. Por otra parte, es indiscutible también que algunas fábricas de otras épocas pierden su vigencia, convirtiéndose en enormes espacios sin uso, pero con altos costos de mantenimiento. No obstante, la desaparición de toda obra que pierde su destino original sería un error, puesto que redundaría en detrimento de la riqueza arquitectónica, cambiando radicalmente el perfil de las ciudades. La transformación de algunos de estos conjuntos en ámbitos tan sólo para el disfrute superficial del turismo no es conveniente ni deseable. Además, resulta indispensable que los arquitectos y urbanistas tomen conciencia de que, al trabajar en sitios con valor patrimonial, deben deponer los gestos audaces y llamativos, para aplicar su creatividad en busca de una acertada integración al inmueble o al entorno; asimismo, pensar que se puede contar, en todos los casos, con la buena voluntad y la cooperación de proyectistas resulta arriesgado y utópico.

Aquí es donde cobra valor el libro publicado por la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco, Arquitectura del siglo XX en el centro histórico de la ciudad de México, de Rodolfo Santa María, quien ha realizado un acucioso trabajo de investigación recorriendo incansablemente las calles del corazón de la ciudad. Así, el autor no sólo desmiente la calificación de virreinal de ese espacio urbano, declarado patrimonio mundial por la Unesco, al demostrar fehacientemente que más de 60 por ciento de las edificaciones pertenecen al siglo pasado; además nos ofrece los instrumentos para un cabal y justo análisis de esas edificaciones, basado en la información recabada a lo largo de varios años de trabajo.

Efectivamente, Del Moral inicia su publicación explicando las razones que lo llevaron a estudiar la zona referida, examinando tanto los orígenes de la ciudad capital como las diversas calidades y periodos de la arquitectura del siglo XX en ese espacio urbano y rebasando con creces la idea de un simple catálogo de los inmuebles existentes. Por ello resulta de particular interés el capítulo intitulado "Maneras de dialogar con el lugar y la historia", pues le permite hacer diversos cortes temporales que se corresponden con las diversas maneras en que arquitectos e ingenieros se insertaron en el tejido existente; además, su ensayo nos permite aquilatar el papel de la arquitectura contemporánea en la elaboración "de la imagen actual del centro histórico de la ciudad de México".

Para concluir, ofrece una propuesta de valoración de ese legado que nos permita "construir la arquitectura y la ciudad de hoy y de mañana". Como corolario podemos agregar que el texto, lúcido y fluido, se complementa con un buen número de ilustraciones, algunas de las cuales nos remontan a tiempos pasados, aunque la mayoría muestra la realidad arquitectónica del centro histórico por medio de gráficas, planos y especialmente fotografías de los edificios en su condición actual.

La obra se conforma, así, como la respuesta al texto pionero de Enrique del Moral que había quedado pendiente en cuanto a conservar no sólo los monumentos, sino también el entorno urbano que forma parte intrínseca de los conjuntos patrimoniales. Rodolfo Santa María demuestra fehacientemente que el entorno urbano de las celebradas edificaciones virreinales pertenece al siglo pasado y conforma la idea de ciudad que todos tenemos de esta capital, la cual ha sido declarada patrimonio mundial y merece ser conservada y valorada de acuerdo con los parámetros que Santa María expone en su libro.

 

Nota

1. Enrique del Moral, "Defensa y conservación de las ciudades y conjuntos urbanos monumentales", El hombre y la arquitectura, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1983, p. 217. Artículo publicado originalmente por la Academia de Artes en 1977 y reproducido en Arquitectura y conservación, México, Instituto Nacional de Bellas Artes, 2002.