http://dx.doi.org/10.22201/iie.18703062e.2004.85.2413

Obras, documentos, noticias

 

La Casa Borda en Taxco

 

Elisa Vargaslugo

 

Los estudios sobre arte barroco en México no han cubierto en toda su envergadura el amplio acervo de la arquitectura civil. Existen sin duda valiosas aportaciones sobre los palacios de la ciudad de México y acerca de algunos de los que destacan en las capitales de provincia y, afortunadamente, en los últimos años se han publicado importantes volúmenes —preciosamente ilustrados— que se ocupan de muchas de las magníficas haciendas que pueblan el territorio mexicano. Falta sin embargo dar más atención a la arquitectura civil creada, podría decirse, por la "alta clase media" novohispana; clase adinerada, aristocratizante, que dejó casas de muy buena y elegante arquitectura, con características singulares, como por ejemplo muchas residencias de la ciudad de Du-rango que se distinguen por tener amplios "balcones" interiores, cerrados en tres de sus lados, y el frente con uno o varios arcos que se abren hacia los patios de la casa, solución que casi seguramente respondió a la necesidad de hacer más agradable la vida durante la temporada de mucho calor.

Otro género escasamente investigado es el de la arquitectura de los Reales de Minas,1 entre la que se cuenta la estupenda Casa Borda de la ciudad de Taxco.

Según consta en un expediente del Archivo General de la Nación de México, el año de 1767, don José de la Borda otorgó poder especial2 a don Joseph Galiano para que lo representara en los trámites referentes a la fundación de una capellanía. De este documento se desprende la importante noticia de que don Juan Joseph de Alva "Profesor de la Arte Architecture", fue el genial arquitecto de las dos casas,3 —una para don José y otra para su hijo Manuel— conocidas hoy como Casa Borda, como si fuera una sola vivienda, debido a que están contiguas. Se trata de una fábrica que por su diseño podría denominarse en lenguaje moderno un dúplex o un condominio.

A pedimento de José de la Borda, para cumplir con necesidades burocráticas, la casa fue evaluada por "peritos inteligentes", "Juramentados en forma", en veintiocho mil quinientos noventa y nueve pesos, tres y medio reales, por ser su estructura a la moderna, de mampostería y buena estofa.4 Si bien, más adelante, en el mismo documento se lee que el verdadero costo fue de cerca de treinta y seis mil pesos, según afirmó el propio José de la Borda.5

Fue Manuel Toussaint, en su libro sobre Taxco,6 el primero en ocuparse de dicha casa y llamar la atención sobre su extraordinaria estructura, ya que el conjunto de las dos casas tiene dos pisos por la fachada principal que da a la Plaza Borda y cinco niveles en su parte posterior, para ajustarse al gran desnivel del terreno donde está asentada. Esta solución tan osada es, sin duda, uno de los mayores logros de su arquitecto.

Cuando el maestro Toussaint escribía su libro sobre Taxco, vio en la fachada posterior de la casa, escrita con piedritas, la fecha 1759, año de la terminación de este edificio7 y de la dedicación del magnífico templo de Santa Prisca, costeado por don José de la Borda. Ambas obras fueron posibles gracias a la extraordinaria bonanza que De la Borda obtuvo de la mina de San Ignacio,8 riqueza que señala la cúspide de su éxito minero en la zona de Taxco y que, por eso mismo, lo hizo merecedor del nombre Fénix de los mineros ricos de la América.9

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En efecto, causa admiración el enorme volumen de la Casa Borda con su carácter de fortaleza. Sus dos entradas principales se abren hacia la principal del pueblo —la Plaza Borda— y en sus muros se abren varios vanos que —salvo uno de ellos— tienen jambas de cantera. Éstas, los balcones con barandales de hierro forjado y los anagramas de Jesús, María y José, elaborados en argamasa, son los únicos elementos ornamentales.

El impresionante paramento norte descarga en altísimos y gruesos contrafuertes. En él se abren diecisiete vanos sin ninguna simetría, lo cual acusa la intrincada disposición interior. Los balcones que se encuentran en los extremos de este muro, en el nivel más alto, seguramente pertenecían a las alcobas de don José, en el extremo poniente, y a la de su hijo, en el oriente. El interior no tiene distribución convencional. Dos escaleras paralelas recorren todos los niveles del edificio. Es muy interesante la solución de los patios hundidos que se encuentran por debajo del nivel de la calle muy sombreados por lo mismo y uno de ellos con su pila de agua adosada al muro. También llama la atención la arquitectura ideada para comunicar entre sí las casas en el nivel superior.

No conozco la historia de la Casa Borda a lo largo del siglo XIX. Supuestamente, a la muerte de Manuel de la Borda —hijo único y heredero universal de su padre— la propiedad pasaría a manos de sus hijos José Manuel y Manuel José, quienes deben haberse deshecho de ella en algún momento dado de esa centuria. El caso es que, a mediados del siglo XX, estaba dividida en varias viviendas y locales para tiendas. Recuerdo que hacia 1950 estaba habitada también por inquilinos norteamericanos que cuidaban muy bien de ella. En la planta baja se encontraba la prestigiada platería de don Héctor Aguilar —hombre culto, consciente del valor de la casa que habitaba—, justamente en el espacio en donde ahora se halla instalada la librería de Conaculta.

Salvo en esos años de mediados del siglo XX en que la Casa Borda se encontraba más o menos en buenas condiciones y estaba en buenas manos, este notable edificio ha estado, por lo menos desde hace cincuenta años, sumamente descuidado. Hace muchos años que no se le da la atención que merece su monumental valor arquitectónico y su categoría histórica. Solamente recuerdo una "restauración" oficial bastante superficial en la década de los años ochenta, pero nunca se ha hecho otra verdadera.

El año pasado la Sociedad de Amigos de Santa Prisca A.C., preocupada ante el estado ruinoso que presentaba el balcón principal de la fachada posterior (como se dijo, el que seguramente correspondía a la habitación de don José de la Borda), decidió restaurarlo, trabajo que ejecutó generosamente la arquitecta Norma Laguna.

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El año de 1981, el entonces gobernador del estado de Guerrero, licenciado Raúl Figueroa Figueroa, decretó la expropiación del inmueble, para fortuna de México. Al licenciado Raúl Domínguez, ciudadano culto y consciente —quien se desempeñaba como director general del Registro Público de la Propiedad—, cupo la satisfacción de redactar el decreto de expropiación. La idea del gobernador fue, desde luego, beneficiar al pueblo de Taxco rescatando uno de sus mayores tesoros arquitectónicos e históricos, y resulta triste que los taxqueños —salvo honrosas excepciones— no hayan demostrado mayor interés para la conservación de un edificio magnífico y tan significativo para la población.

Para mayo de 2004 la Casa Borda todavía seguía estando descuidada y sin un destino digno de su estirpe histórica y de su valor arquitectónico. Se han instalado en ella unas salas para galería de arte y una librería, como se dijo, en su parte baja. Estas dos funciones sí son apropiadas y dignas de alojarse en la Casa Borda, pues difunden la cultura, pero las demás oficinas y tiendas de curiosidades y pequeñas fondas deben desaparecer.

En una reciente visita a la Casa Borda —por parte de varias personas de Taxco y de la ciudad de México— quedó de manifiesto que la fábrica está deteriorada y que urge atenderla, por lo que se solicitó un dictamen —si bien informal— a la mencionada arquitecta restauradora Norma Laguna Orduña, quien se ocupa de la restauración del templo de Santa Prisca y cuyo dictamen se transcribe a continuación:

 

Casa Borda. Causas y efectos de su deterioro

El edificio está construido con muros de mampostería de piedra y marcos y refuerzos de cantera, entrepisos y cubiertas con tablas, viguería y terrado. Siendo éste el sistema tradicional arquitectónico para este tipo de edificios tanto en la región como para la época de su construcción.

Por la topografía del terreno y el mismo enclave del edificio, tenemos una construcción de varios niveles, en la cual la fachada principal sobre la Plaza tiene una altura de 10.70 m. Y la fachada posterior que da a la Plazuela de Bernal tiene altura aproximada de 21.50 m.

La ciudad de Taxco se encuentra ubicada en una zona altamente sísmica y la Casa Borda ha sufrido las consecuencias de ello. Otras causas de deterioro han sido el incremento del tránsito de automóviles y camiones y también viejos trabajos de mantenimiento del edificio que quedaron incompletos. El resultado es la mala situación actual del edificio, el cual presenta los siguientes daños:

Fracturas en muchas partes del interior y del exterior, parcialmente consolidadas; asentamientos en entrepisos y azoteas provocados por degradación de las vigas de madera que han sido atacadas por insectos xilófagos y pudrición por el alto contenido de humedad del ambiente. En algunos muros de patios y fachadas la humedad es tan alta que hay desprendimientos de aplanados y pintura, creando verdaderas colonias de microorganismos: hongos, líquenes, musgos, que producen las manchas negras sobre los paramentos. La cantera de las cornisas, enmarcamientos y piezas ornamentales han perdido las juntas, lo que favorece la concentración de humedad y bacterias, creándose puntos frágiles que han producido pérdidas parciales, exfoliaciones y fracturas.

Ésta es en síntesis la triste situación de un magnífico monumento que paulatinamente se degrada en vez de alojar en su interior, como debería ser, la historia de Taxco, el museo de la minería de esa región desde la época prehispánica hasta la actualidad y exponiendo la vida y la magnífica obra del prócer José de la Borda, creador de Taxco.

 

Notas

1. Desafortunadamente, el carácter urbano de las ciudades mineras se ha perdido en gran medida, especialmente en Taxco, donde quedan ya pocos ejemplos de arquitectura habitacional no modificada.

2. AGN MS. México D.F. Poder especial que otorga don Joseph de la Borda a don Joseph Galiano, para la fundación de una capellanía de cuatro mil pesos. Mariano Buenaventura Arroyo, notario núm. 29, México, 1766-1767, f. 224 v. A 248r.

3. Ibid., "dos casas principales que por suyas propias posee dicho don José de la Borda en la plaza pública de dicho Real y Minas de Tasco".

4. Ibid., f. 230v.

5. Ibid., f. 24ir.

6. Manuel Toussaint, Tasco, México, Cultura, 1931, p. 203.

7. Actualmente es muy difícil localizar esa fecha debido a la pátina del tiempo.

8. Para mayor información sobre la vida y las obras de José de la Borda, véase Elisa Vargaslugo, La iglesia de Santa Prisca de Taxco, 2a ed., México, UNAM, 1982, p. 20.

9. Empero, hacia los años 1766-1767 José de la Borda sufrió una gran quiebra y se vio en la necesidad de hipotecar su casa y buscar suerte en las minas de Zacatecas, gracias a las cuales rehízo con creces su fortuna.