Presentación

 

Venus es un planeta: quiere decir es un cuerpo celeste que tiene
su movimiento propio, harto sensible, con que se acerca o
se retira de los demás en varios tiempos.

Suplemento a la famosa observación del tránsito de Venus por el
disco del sol,
México, 1769.

 

 

En este número los cuerpos celestes nos llevarán por un tránsito que parte de Venus, visto en su recorrido desde las casas de cabildo del virreinato novohis-pano, gira por México con la estela romántica de la marcha nacional de Henri Herz, mientras la muñeca Barbie, como princesa azteca, configura la identidad nacional y la difunde ante el universo. Uno, donde los cuerpos metafísicos de Giorgio Morandi desaparecen al retornar al orden del regionalismo italiano para velar su cauda. En este movimiento elíptico también se delinean rutas entre continentes, que arrojan una luz cintilante para reflejarse en la superficie de las pinturas incrustadas de concha.

Marco Arturo Moreno Corral, en "Ciencia y arte en dos publicaciones astronómicas novohispanas del siglo XVIII", rescata el valor ilustrativo de los grabados realizados por el artista José Navarro sobre el paso de Venus y Mercurio por los cielos de la muy noble imperial ciudad de México. Aquí enseña a rescatar el sentido de toda actividad de ilustración, al replantearla como una acción de "arrojar luz" sobre algo mediante visualizaciones cuyos elementos figurativos nos ponen ante los ojos el comportamiento de cuerpos celestes nunca vistos ni admirados "tan de cerca". No solamente este potencial ilustrativo da cuenta de los fenómenos astrales, sino también de las edificaciones y su heráldica cargadas de simbolismos políticos, como lo fueron las casas de cabildo en la muy noble ciudad de México. Con sensibilidad, el autor destaca el mérito de hacer visibles construcciones y espacios arquitectónicos gracias al "tránsito" fructífero entre lo que se ve, los instrumentos ópticos empleados y las líneas trazadas alrededor de lo visto. Así, tanto el dibujo como los aparatos técnicos de medición del universo abren las puertas a dimensiones de lo real, cuyo registro gráfico-icónico revela el interés científico de la época, además de permitir el ingreso al conocimiento de un fenómeno detenido en los trazos certeros y hundidos con el buril de un grabador novohispano.

Yael Bitrán Goren, en "Henri, Heinrich, Enrique Herz. La invención de un artista romántico en el México decimonónico", nos conduce a un recorrido de tonos irradiantes que modelan la figura de un héroe romántico en busca de "desprenderse de este mundo para pisar las tierras de un nuevo planeta" y "brillar como el sol." Así se revela la actitud del pianista y compositor Henri Herz en el ambiente cultural mexicano, cuya búsqueda de una identidad nacional resultó un horizonte adecuado para las intenciones publicitarias del compositor austriaco-francés. Las epístolas y los documentos develan la manera en que este pianista de Carlos X, caballero de la Legión de Honor y jefe del Conservatorio de París, va elaborando su propio "retrato heroico", hasta convertir su cuerpo mismo en una imagen cuya apariencia finalmente sustituye la realidad, y cómo a la vez la difusión de esta imagen romántica, en los voceros publicitarios del Siglo XIX y el Album Mexicano a cargo de Ignacio Cumplido, le confecciona una corporalidad deslumbrante. Ésta viene a llenar el "nicho de un mundo musical" mexicano en vías de crecimiento en el universo sonoro, al compás de una marcha nacional que resultó tan fugaz, pero inquietante en su momento, como su autor, quien, sin embargo, coadyuvó al desarrollo de la industria de la difusión musical en México.

En el artículo "Barbie en Palenque, o la manufactura de lo intangible", Emilie Carreón Blaine da cuenta de la creación de una muñeca que algunos estiman fea y la manera en que su tránsito ha afectado la cultura popular, también del modo como la muñeca Barbie, maniquí de moda, ha sido la princesa del México antiguo. Por medio de su inserción en un esquema de cuentos de hadas, "remitidas a la actualidad y adecuadas al conocimiento popular", demuestra cómo se reconfiguran imágenes codificadas de los antiguos y los actuales pueblos indígenas para crear nuevas alegorías. Éstas repiten muchas características de los prototipos y representaciones de los habitantes del continente americano en el siglo XVI, así como las concepciones contemporáneas sobre ellos. De tal modo, aquí podemos encontrar un ejemplo del universo donde Barbie personifica y encarna mujeres de diversas culturas alejadas de la realidad, al conjugar elementos que pierden su significado original. Así producen una nueva articulación que llega a modelar la imagen de un país y de sus pobladores originarios, siguiendo antiguos modelos reutilizados por la mercadotecnia, en la creación de expectativas y experiencias ligadas con ellos en un tránsito globalizador.

Mariana Aguirre, en "Giorgio Morandi and the 'Return to Order': From Pittura Metafísica to Regionalism, 1917-1928", analiza la trayectoria del artista que pasó de ser una partícula significativa de la escuela metafísica italiana fundada por Giorgio de Chirico, a incursionar en las órbitas ligadas a la política cultural de Benito Mussolini durante los años treinta. En ésta se buscaba crear un lenguaje visual nacionalista resistente a influencias externas y de vanguardia mientras pugnaba por "volver al orden". Morandi rescató antiguos modelos cromáticos, como los de Piero della Francesca, y posturas regionalistas, como las de Paul Cézanne y Ardegno Soffici, y, a partir de ellas, idealizó el paisaje rural italiano y ejecutó las representaciones en respuesta a las demandas del sistema en el poder. Esta ruptura se anunció con una naturaleza muerta donde se muestra al maniquí/artista —que en la escuela metafísica representaba una identidad artística privilegiada por el intelecto y la intuición— sin poder, es decir, sin tomar un papel activo como en las obras realizadas antes de su ruptura con De Chirico, lo cual indica su vuelco a la tradición y al nacionalismo. El artículo lleva a enfrentar un lado de Morandi que ha permanecido en la sombra, el cual, al revelarse, permite proponer que antes de interpretar al artista exclusivamente desde una mirada formalista, es importante mediar su obra situándola en el seno de la cultura y la política italianas y entenderla como producto de un esfuerzo consciente por borrar su vínculo con el proyecto metafísico.

En sus "Nuevas reflexiones sobre las pinturas incrustadas de concha y el trabajo de Juan y Miguel González", Sonia I. Ocaña Ruiz rescata el amplio espectro de colores en los cuales se multiplica la luz reflejada en un material que, para sus posibilidades, ha adolecido de poca reflexión en los estudios pictóricos del virreinato novohispano: la concha nácar y su vínculo con la adaptación de lacas japonesas conocidas como namban. Este material orgánico, cuya experimentación con la pintura dio singulares frutos en los talleres novohispanos, como los de Miguel y Juan González, es revalorado en este estudio por su capacidad generadora de "ricos efectos lumínicos" que nos hacen ver un amplio abanico de aspectos creados y recreados constantemente al ser percibidos por el ojo humano. De este modo, los motivos iconográficos y ornamentales enriquecidos por la luminosidad del poder irradiante del nácar no destacan solamente por la brillantez que desprenden al ser contemplados y dirigir así la mirada a ciertos lugares de la composición, sino porque, precisamente mediante ésta y sólo gracias a ella, tanto los actores bíblicos como los pájaros, las hojas y las flores —que desfilan por series como las Alegorías del Credo, la Vida de Cristo y la Vida de la Virgen— son capaces de cobrar vida propia para dar cuenta de la habilidad técnica y la creatividad deslumbrante de sus artífices.

En lo referente a documentos visuales y testimonios históricos, primero presentamos una constelación de imágenes que ilustra la actividad artística de dos artistas mexicanos, resguardada en la memoria del archivo del Instituto de Investigaciones Estéticas y rescatada por María del Carmen Sifuentes Rodríguez. En "Los grabados de Federico Cantú y los dibujos de Juan Nepomuceno Herrera", la autora destaca la fuerza expresiva y la calidad del trazo de ambos autores, a la vez que ofrece una trayectoria biográfica precisa como apoyo para comprender el contexto en el cual se desarrolló su actividad artística, poco conocida hasta el momento por la crítica de arte. Sin embargo, para subsanar el eclipse de la obra de ambos autores, se les publica aquí en dos series, respectivamente. Queda como tarea de la investigación restituirles su lugar dentro de una órbita plástico-pictórica cuya cauda se despliega desde el ambiente regional y religioso de los retratistas del siglo XIX hasta la escuela mexicana muralista de pintura en el XX. En segundo lugar, José María Lorenzo Macías, con "'Verdad y borrones...' Un manuscrito novohispano sobre lo cotidiano del quehacer arquitectónico", arroja luz sobre el ritmo cotidiano en el que transitan las edificaciones novohispanas, cuya bitácora permite recrear los vínculos tendidos y las tensiones acaecidas entre los arquitectos, la obra y sus trabajadores.

"Enhorabuena...", en la sección 'Noticias" presentamos cuatro contribuciones sobre la apertura en Morelia, Michoacán, de la Licenciatura en Historia del Arte de nuestra universidad, carrera que se proyecta como la número 100. Este suceso es comentado desde posiciones y puntos de vista diferentes pero con un solo fin: festejar a la vez que subrayar su importancia para la protección del patrimonio cultural y contribuir a su difusión. Eduardo Báez M. y Renato González Mello, dada su experiencia personal como coordinadores del Posgrado en Historia del Arte en la Facultad de Filosofía y Letras de la unam en diferentes momentos, hablan de la importancia de la historia, del estudio y la investigación de todas las manifestaciones plásticas de nuestro país, mientras Dulce Isabel Aguirre Barrera y María Xóchitl Galindo Villavicencio, estudiantes egresadas de este programa, dejan ver en sus contribuciones la manera en que se recibió este acontecimiento en el círculo de estudiantes.

En el ejercicio de dar a conocer algunas obras, en este número incluimos la reseña elaborada por Maricela González Cruz Manjarrez de Olor a tierra en los muros (México, Cenidiap-INBA-Conaculta, 2012), libro de Alma Lilia Roura Fuentes. En esta revisión crítica se traza la ruta del nacionalismo mexicano en sus aciertos luminosos, entre ellos el corrido popular, el teatro de revista y el muralismo; estas manifestaciones artísticas, al alejarse de su movimiento propio y del centro ideológico que les dio origen, en ocasiones perdieron fuerza expresiva y brillantez en su recorrido, aspectos que sin embargo fueron cuestionados por sus mismos protagonistas en un ejercicio de reflexión crítica.

Para concluir, diremos que la presentación de los textos aquí reunidos proporciona un traslado por las órbitas que oscilan alrededor de las configuraciones de identidades y la construcción de las imágenes con movimiento propio mediante el cual se acercan o se retiran de lo que representan en varios tiempos y distintas épocas.

 

Las editoras
febrero de 2013.