


















Este artículo analiza los mecanismos a través de los cuales cuatro artistas argentinos de estéticas diferentes (Eduardo Sívori, Cesáreo Bernaldo de Quirós, Fernando Fader y Emilio Pettoruti) se autorepresentaron a principios del siglo xx. La hipótesis principal sostiene que tanto en las fotografías, que circularon contemporáneamente, como en los retratos propios o ajenos se pusieron en acto, se corporizaron, distintos modos de ser artistas. Es decir, estas imágenes, no consideradas hasta ahora como conjunto, fueron operativas para la construcción de sus trayectorias en un momento fundante para la profesionalización de la esfera artística y la consolidación de las carreras de pintor en la historia del arte argentino.