Resumen
Este texto estudia el conjunto de trabajos de los Parangolés que el artista brasileno Hélio Oiticica desarrolló entre 1964 y 1978 a partir de incursiones teóricas en la psicología del juego, del psicoanálisis, de los cultos religiosos y el arte op. Para Oiticica estas capas de uso interactivo ofrecen posibilidades de expresión creativa. Mediante el análisis de una película documental que muestra al artista usando un parangolé, se evidencia que la expresividad está destinada principalmente al participante mismo. Oiticica lo llama autosensación e intenta alcanzar lo suprasensorial. Es un experimento que emplea todo el cuerpo y especialmente los órganos sensoriales. Esto singulariza sus propuestas artísticas que requieren del participante una inmersión en sí mismo y disfrutar de las sensaciones puras, preferiblemente antes de cualquier conceptualización. Las estructuras y colores en constante movimiento conducen con una atención desenfocada a una especie de sobrecarga que atenúa una postura distanciada identificable para promover así una inmersión comparable a un trance.