Resumen
La práctica de “firmar” los sillares mediante signos identificadores es muy antigua; fue muy común, sobre todo en la Europa medieval, de donde se trasplantó a América. El muro superviviente de la iglesia matriz de Moquegua —muchas veces destruida por sismos y erupciones hasta su abandono total en 1868— contiene la mayor concentración conocida de signos de cantero del Perú. Se han reconocido 107 tipos de signos alfabéticos, geométricos y figurativos grabados posiblemente entre 1784 y 1792 y que se caracterizan por su gran talla y la tosquedad de su trazo. Existen por lo menos dos tipos de ejemplares singulares de carácter figurativo que quizá no correspondan a marcas lapicidas, sino que podrían considerarse como litograbados. El artículo contiene, además, un repaso sobre el origen de las marcas de cantero y los estudios precursores sobre ellas.