


















El texto aborda la vida de un carpintero oaxaqueño de la primera mitad del siglo XVIII llamado Alfonso de Pinos. A partir de nuevas noticias documentales, se reconstruye parte de su genealogía y se muestra cómo se entrelaza con la de Tomás de Sigüenza, uno de los doradores y ensambladores de Oaxaca más importantes de finales del siglo XVII y primeras décadas del XVIII. Se propone que el vínculo familiar entre ambos permitió el aprendizaje del oficio y las recomendaciones para laborar en algunos templos en dicha ciudad, pero sobre todo en la Catedral de Oaxaca.