Resumen
Los coches fueron un signo de distinción social en la Nueva España y desde finales del siglo XVII se asociaron al ceremonial litúrgico. Entre otros usos, las cofradías con un instituto sacramental emplearon los coches para trasladar al sacerdote que llevaba el viático y se colocaron al final de otras procesiones vinculadas a la Eucaristía. Aunque su uso fue frecuente, en la actualidad se conservan escasos coches novohispanos decorados con motivos eucarísticos. Entre ellos, destaca la estufa que se conserva en el Museo de Sitio Casa de Morelos, en Morelia (ca. el primer cuarto del siglo XIX). El presente artículo explora la funcionalidad y el simbolismo que tuvo dicho objeto suntuario, el cual se aborda como un elemento artístico que adquirió una significación adicional al encontrarse inmerso en el entorno ritual, y en cuyo uso se superpusieron pertenencias, identidades y jerarquías.