Resumen
Durante la segunda mitad del siglo XIX, cuando ya habían madurado las experiencias en la fundición de piezas constructivas en hierro, aparecieron los primeros catálogos para la promoción y venta de objetos realizados con este material, con diversas escalas y funciones, incluyendo elementos arquitectónicos, mobiliario urbano y estatuaria. Mientras la representación del proyecto en la tradición académica internacionalizada pretendía enseñar cómo se vería el edificio terminado, en un tiempo en que se redefinía la relación entre la arquitectura como expresión artística y las posibilidades de la construcción moderna, los catálogos del siglo XIX mostraron una particular dependencia entre arte y técnica. Aunque presentaran los aspectos funcionales de sus productos —dimensiones y modos de instalación o combinación—, sólo podían persuadir a sus potenciales usuarios si se expresaban estéticamente convincentes, con la representación de formas artísticas tradicionales.Descargas
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