Resumen
En el estudio de la iconografía mesoamericana es necesario distinguir entre los íconos que remiten a la percepción sensorial de un objeto y los que apuntan a la aprehensión conceptual del mismo. Es frecuente encontrar la segunda clase de íconos en las representaciones de los componentes del aparato cósmico, entre ellas el Monte Sagrado o el Árbol Florido. En los monolitos mexicas conocidos con los nombres de Piedra de Tízoc y Piedra del Ex-Arzobispado existe un conjunto de glifos toponímicos. Uno de ellos, presente en ambos monumentos, rebasa este carácter, pues reproduce una escena mítica y representa en ella la ruptura del Eje Cósmico en forma de desgajamiento del Monte Sagrado. En este artículo se discuten las implicaciones iconográficas e históricas de este glifo.
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