Abstract
Las imágenes de la transverberación de Santa Teresa de Jesús (1515-1582)
salieron de varios pasajes del Libro de la vida, en especial el que está en
el apartado 13 del capítulo 29. El libro fue publicado por primera vez en
Salamanca (Guillermo Foquel, 1588) y a partir de entonces tuvo un gran
éxito editorial en Europa. Sin embargo la comentadísima escena de la
transverberación fue representada por primera vez en la Vida gráfica
(Amberes, 1613) y de ahí se reprodujo copiosamente mediante copias libres
en grabados. Entre las más famosas se encuentran la de Rubens, en un cuadro
destruido por el fuego en 1940, y la impresionante figura de Bernini
finalizada hacia 1652, en la iglesia de Santa María della Vittoria, Roma.
En la Nueva España el entusiasmo por la escena no fue menor y llegó a
convertirse en uno de los temas más populares de la pintura religiosa.
Wilson se propone estudiar la escena de la transverberación no sólo como la
experiencia mística que fue, sino también como una idea de martirio
“virtual” que se encuentra expresada claramente en un cuadro de Juan Correa
basado en un grabado flamenco de Richard Collin (siglo xvii). Tomando en
cuenta que los fundamentos iconográficos para la representación de la
escena teresiana se encuentran en los tópicos con que se pintaba el
martirio de santa Úrsula, Wilson recuerda que tanto la santa como su
hermano Rodrigo leyeron de niños muchas vidas de santos y que llegaron a
imaginarse que eran martirizados en tierras de moros.
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